martes, 11 de agosto de 2009

Historia de las adicciones en la España Contemporánea. II parte Alcohol

Entre las bebidas más populares de la época seguimos encontrando el aguardiente, el licor Carmelitano, anunciado en la prensa de toda España, y por supuesto el vino que ya empezaba a tener una amplitud de gamas y orígenes, incluso comenzamos a ver también la aparición de los primeros vinos espumosos o vinos xampagne, entrando en comparaciones continuas con los vinos franceses o italianos. Otras bebidas contemporáneas eran los licores de distinto origen, sidra, cerveza, coñac y absenta.

Se decía por parte de los sanitaristas que las bebidas alcohólicas, entendiendo por ellas las destiladas sólo deberían venderse en las boticas o como medicamentos.

Terminamos este punto, con la lección sobre alcoholismo del Tratado de Anatomía y Fisiologia humana con nociones de higiene del profesor Salustio Alvarado, publicada en 1.934, ya que a nuestro entender resumen de forma clara, lo hasta aquí expuesto, y nos sitúa en la realidad más clara para entender que todo lo que se pretendió hacer contra el alcoholismo no sirvió para nada.

Las bebidas alcohólicas son también estimulantes del sistema nervioso cuando se toman en cantidad moderada para que el alcohol se queme totalmente y no se acumule en el cuerpo, en cuyo caso es perjudicial en alto grado. El abuso cotidiano de alcohol determina una verdadera enfermedad crónica, llamada alcoholismo, cuyas consecuencias no las sufre únicamente el alcohólico, sino que afectan a su familia, repercuten sobre sus descendientes y tocan íntimamente a la sociedad. El alcohólico es un ser física y mentalmente degradado.


El alcohol, coagulando la pepsina y atacando las paredes del estómago, impide hacer bien las digestiones; al pasar por el hígado, lesiona sus células, determinando la cirrosis alcohólica de esa importante víscera; en el cerebro, se deposita en las células nerviosas y conduce al embrutecimiento y a la locura; finalmente endurece y hace frágiles las paredes de los vasos sanguíneos, ocasionando la arteriosclerosis. Además, los hijos de los alcohólicos, cuando no son imbéciles, locos o epilépticos, son por lo menos débiles y propensos a toda clase de enfermedades, singularmente a la tuberculosis. Por otra parte, las estadísticas enseñan que la delincuencia aumenta con el alcoholismo, siendo muchos los robos y crímenes cometidos por borrachos en raptos de locura, de inconsciencia o de enfurecimiento.

Se puede decir, en vista de esto, que el alcoholismo es una verdadera plaga social, que en algunos países preocupa tan seriamente a los gobiernos, que ha determinado medidas prohibitivas del uso de toda clase de bebidas alcohólicas, como la ley seca, en los Estados Unidos, hoy abolida. La lucha antialcohólica no puede revestir en España, ni en la mayor parte de los países europeos, la forma extrema con que se lleva entre los Yanquis, pues las industrias derivadas del alcohol, como la del vino, la cerveza y los licores, representan una inmensa riqueza que en ningún modo conviene destruir.

Por lo que toca a España, el vicio del alcoholismo está muy poco extendido, a pesar de la abundancia del vino, y no es necesario, ni mucho menos, atajarlo con medidas prohibitivas, que en nuestro país habrían de servir para extenderlo. Conviene realizar la lucha contra el alcoholismo por medio de la razón, es decir, educando a la gente, haciendo ver al pueblo los peligros de semejante vicio.”


Hemos indagado un poco por la historia del alcohol, en próximos días trataremos el tabaco. Como siempre esperando que haya sido de utilidad.

La información la hemos obtenido del Plan Nacional sobre Drogas : Historia de las adicciones en la España Contemporánea .

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